Un horario inconsistente puede contribuir a una calidad de sueño inconsistente. Los adolescentes requieren un horario predecible para mantener y nutrir el ritmo circadiano de su cuerpo. Sin un horario constante, los adolescentes pueden quedarse despiertos hasta tarde pero verse obligados a levantarse temprano durante el año escolar debido a circunstancias sociales y laborales, pero pueden dormir hasta tarde durante el verano. Esta falta de consistencia confunde al cuerpo y al cerebro, lo que dificulta que ambos sepan cuándo se supone que debe ocurrir el sueño, lo que lleva a un sueño interrumpido y de baja calidad con el tiempo. Tecnología/Conectividad

Si bien el uso de la tecnología afecta a todos de manera diferente, se ha demostrado que inhibe el sueño cuando se usa antes de acostarse. El uso activo de la tecnología, como los videojuegos, las aplicaciones del teléfono, navegar por la web e incluso enviar mensajes de texto, se considera más perjudicial para dormir que el uso pasivo, como leer un libro en una tableta o conectar los auriculares para escuchar música.

El artículo " Tecnología y sueño ", publicado por Sleep Health Foundation, explica que "el sueño se ve afectado por el uso de la tecnología una hora antes de acostarse... [con] usuarios de tecnología nocturna que reportan un sueño menos satisfactorio con más frecuencia que aquellos que no usan tecnología antes de acostarse", así como somnolencia al día siguiente, lo que puede inhibir las actividades cotidianas como conducir, estudiar e interactuar con sus compañeros. El uso de la tecnología no solo daña la calidad del sueño una vez que el adolescente se ha quedado dormido, sino que también tiende a retrasar la hora de acostarse hasta las últimas horas de la noche porque se capta la atención del adolescente y no se puede aquietar la mente.

Trastornos del estado de ánimo

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Según un estudio titulado " Aspectos de los trastornos del sueño en niños y adolescentes ", realizado y publicado por el Dr. Gregory Stores de Oxford en la página Dialogues of Clinical Neuroscience del sitio web del NCBI, "hay cambios profundos en la fisiología del sueño durante la niñez y la adolescencia para los que no existe una contrapartida real en la vida adulta", lo que requiere que tratemos el sueño de los adolescentes con la gravedad y la flexibilidad que merece. Para proteger y fomentar la calidad del sueño en los adolescentes, Johns Hopkins Medicine recomienda en su folleto “ Los adolescentes y el sueño: ¿cuánto sueño es suficiente? ,“ para comenzar cada día con la exposición al sol, ya que esto favorecerá que el cuerpo y la mente alineen adecuadamente su ritmo circadiano.

Los padres también deben alentar a los adolescentes a evaluar cómo se sienten cuando han dormido lo suficiente y cuándo no, reconociendo cuánto más fácil fue concentrarse en clase o cuánto más se divirtieron con sus amigos cuando pudieron conectarse más fácilmente. Sorprendentemente, Johns Hopkins también recomienda permitir que los adolescentes tomen siestas cortas al final de la tarde después de la escuela. Este compromiso evitará que los adolescentes sientan la necesidad de dormir sin retrasar el sueño nocturno. Los adolescentes también deben mantener un horario constante a lo largo de las estaciones, dormirse y despertarse a la misma hora todos los días, independientemente de si la escuela o el verano están en sesión. Los padres también deben tratar de eliminar los posibles alérgenos de la habitación de sus hijos adolescentes, ya que las alergias en la habitación son muy comunes y pueden afectar el sueño. Trate de usar cortinas de dormitorio hipoalergénicas y un purificador de aire para eliminar el polvo y otras alergias en el dormitorio.

Al reconocer la importancia del sueño para el cuerpo y la mente de los adolescentes, comprender que la lucha por lograr un sueño de calidad es natural y ayudar a los adolescentes a administrar sus horarios de manera efectiva, los padres pueden asegurarse de que sus hijos duerman bien todas las noches.